Su leyenda cuenta que vivió su infancia y juventud en el seno de una familia de jornaleros y serán las tremendas injusticias y desigualdades de la sociedad española del siglo XVIII las que le lleven a tomar la decisión de convertirse en bandolero, dedicándose al pillaje y al asalto de diligencias.
Los romances destacan de él su generosidad, repartiendo parte de las ganancias de sus correrías entre los más desfavorecidos y luchando en asuntos de injusticia contra los más poderosos, por lo que pronto consiguió el apoyo mayoritario de la población más humilde.
Terminará siendo capturado en Portugal y ejecutado en Sevilla. Su cuerpo será descuartizado y enviado a varias provincias de Andalucía, tal y como dictaminaban las leyes en aquella época para los asuntos de bandolerismo.
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